Tengo varias frikadas confesables: los perros, la estrategia digital… y el café.

Pero café de verdad, del que huele a hogar y a ritual, del que haces en una italiana, sin prisas.

Y aunque pueda parecer raro, muchas veces, cuando me preguntan por qué su web no vende, pienso en el café.

¿Te ha pasado esto alguna vez?

Vas a una cafetería de especialidad, te sirven un café de una marca buenísima, con una máquina top y el molido perfecto… pero el resultado no sabe a nada. No está malo, pero tampoco dice nada.

Es como si alguien hubiera seguido los pasos, pero sin ponerle alma. Sin mirar, sin cuidar el punto, sin entender el por qué de cada detalle.

O incluso en casa:

Tienes buen café, una italiana de toda la vida, y haces todo a lo loco: agua fría, café apretado, fuego al máximo, tapa cerrada, sin mirar.

Y el café, por muy bueno que sea… sabe a quemado. No tiene matices. Da igual lo que pongas dentro: el resultado es mediocre.

Ahora vuelve a hacerlo con mimo:

Calientas el agua antes.
No aprietas el café.
Le pones un filtro para que no suba el poso.
Dejas la tapa abierta para ver el punto exacto.
Lo sacas justo cuando empieza a subir, no cuando ya burbujea a lo loco.

Y entonces el café sabe diferente. Tiene cuerpo. Tiene matices. Y sobre todo: te dan ganas de repetir.

Pues tu web es exactamente igual.

Puedes tener:

El mejor dominio del mundo.
Un hosting veloz.
Una plantilla preciosa.

Pero si no hay estructura, si no hay una guía clara para quien entra, si el contenido está puesto sin pensar, si nadie sabe dónde hacer clic…

El sabor se diluye.

Y nadie compra.

Nadie guarda.

Nadie vuelve.

Porque una web no es una postal.

Es un sistema.

Una web bien hecha no solo es bonita. Es intuitiva, funcional, rápida, clara, con una estructura que acompaña a quien llega como si le estuvieras tomando de la mano.

Y eso no se hace con una plantilla de 60 € ni con una IA que escribe por ti sin criterio.

Lo bueno es que esto se aprende. Como el café.

Y si eres de las que:

Tiene web pero no sabe si está bien hecha.
O aún no tiene web porque le da vértigo.
O ya ha intentado montarla sola… y ha acabado quemada (como ese café del ejemplo).

Entonces quiero decirte que estás a tiempo de hacerlo bien.

En Perras Digitales, la membresía para emprendedoras del mundo animal, tenemos clases donde te enseño paso a paso cómo construir una web que funcione de verdad. No solo que se vea bonita.

Aprendes a usar WordPress desde cero, a escribir textos que venden, a aplicar SEO sin volverte loca, y a revisar tu web como una profesional.

Además, cada mes tienes clases en directo, seguimiento de tu proyecto y acceso a un grupo privado donde puedes preguntar, compartir y avanzar con otras como tú.